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Las palabras cliente, prostituta o trabajadora del sexo contribuyen a legitimar la prostitución, vista como un oficio o un trabajo en el que una persona empleada ofrece un servicio a un cliente.
Sin embargo, en la prostitución no se vende otra cosa que el cuerpo de una mujer. Es una mercancía con la que el prostituidor cree que puede hacer lo que desee.
45.000 mujeres y niñas son prostituidas en España
El 93% ha sufrido violencia por parte de sus prostituidores.
Las consecuencias para la salud física y psicológica son comparables a las situaciones de tortura y otros tratos inhumanos y degradantes.
